Bullying, la violencia del siglo XXI

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Bullying. La violencia del siglo XXI

Hasta la actualidad se han dado muchas definiciones para lo que significa el concepto de víctima y que difieren mucho entre sí dependiendo del momento histórico en el que se encuentre y la cultura que lo conceptualice. A mi parecer pienso que se deberían reunir todas estas definiciones en una única conceptualización de lo que significa realmente ser víctima de algo o alguien, para facilitar que una persona que se pueda sentir identificada como tal, no tenga porqué cumplir premisas que se hayan quedado anticuadas o la necesidad de conocer un lenguaje técnico para comprender lo que le está sucediendo. Por lo que a continuación expongo la definición de víctima que considero más acorde a la actualidad que estamos viviendo:

Una víctima es aquella persona o colectivo que ha sido dañada o agredida por la acción u omisión de otra persona o colectivo, ya sea por un daño físico, psicológico y/o social, por un hecho real o imaginario. Y que conlleva a la persona a un sentimiento de vulnerabilidad e indefesión frente a la situación que le está aconteciendo, pudiéndole no solo atormentar en el transcurso de dicha situación, sino también provocar secuelas psicológicas posteriores a dicho acto y que pueden llegar a ser incluso permanentes en la vida de la persona a menos que sean tratadas en terapia por un profesional.

A esto cabe añadir que cualquier persona puede llegar a ser víctima y no es necesario para ello tener una “personalidad blanda” o falta de autoestima, como en muchas ocasiones nos intentan inculcar los estigmas de la sociedad sobre las víctimas y contra los que deberíamos luchar, para romper de una vez por todas todas estos estereotipos falsos por los que somos bombardeados constantemente a lo largo de nuestra vida.

Actualmente se ha demostrado que los índices de víctimas por acoso escolar o bullying se han disparado en los últimos años, especialmente con el nacimiento de las nuevas tecnologías y con ello el surgimiento de las redes sociales. Desde las cuales se pueden conseguir muchísimas cosas como conseguir que estén conectadas al instante dos personas que se encuentran distanciadas o promover las redes de trabajo y con ello facilitar la cooperación para trabajos en equipo.

El problema es que con el nacimiento de estas redes sociales también ha surgido la posibilidad de dar un mal uso de dichas redes sociales, por medio de opinar, juzgar, criticar o insultar a otras personas desde el anonimato o un perfil tras el que escudarse de sus actos. Esta es una problemática en auge hoy en día en el ámbito escolar ya que permite al agresor meterse con la persona agredida desde una “dimensión” en la que normalmente no se encuentra presente ningún adulto, como padres o el profesor de la escuela que puedan frenarla. Y además la agresión sigue siendo de forma pública para el resto de compañeros del aula que forman parte de esa red social, por lo que se sigue viendo reforzada la conducta agresora por la atención de sus compañeros.

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Es importante destacar que la situación del bullying es una problemática complicada, porque el niño agredido tiende a pensar que ningún adulto puede ayudarle en esto y que incluso si algún adulto le intentase ayudarle podría llevarle a sufrir represalias mayores por parte del agresor. Este es el punto de origen desde el que debe partir cualquier adulto que sea consciente de que se esté cometiendo acoso escolar o que tenga dudas sobre si puede estar sucediendo. Porque es muy importante que se le exprese al niño que no habrá ninguna consecuencia negativa para él porque intervenga un adulto y darle la confianza suficiente como para que pueda contar lo que le está pasando, para que el adulto pueda tomar decisiones a partir de ahí y frenar esta situación lo antes posible.

Además hay que decir que la adolescencia es un período de riesgo para el acoso escolar, porque es una etapa de la vida en el que suceden muchos cambios físicos bruscos y a la vez un período en el que el adolescente intenta probar diferentes roles hasta encontrar el que más se adecúe a la concepción que tiene él/ella de sí mismo y la concepción que tiene sobre lo que cree que piensan los demás de él/ella. Si a esto le sumamos la realidad sujeta a constantes cambios en la que vivimos, los patrones de belleza que promueve la sociedad, los estereotipos de la sociedad que existen contra los adolescentes y la importancia que tienen para los adolescentes lo que puedan pensar o decir los demás adolescentes de él/ella. Cobra gran importancia en el desarrollo adecuado de la persona todas las conductas agresivas que van dirigidas hacia él/ella en especial si son producidas por sus semejantes. Por lo que es un período en el que el adulto también debe estar atento por si se presenta algún cambio en la conducta del adolescente que pueda señalar que está siendo víctima de acoso escolar.

Para identificar si un niño puede estar sufriendo acoso escolar, es importante que algún adulto de su entorno observe posibles indicios en el niño, que puedan ayudarle a identificar si el niño puede estar sufriendo bullying por algún compañero y que tenga claro que el bullying no es necesario que suceda exclusivamente en el ámbito escolar, sino que también puede ocurrir en clases extraescolares o cuando queda en la calle con sus amigos. Algunos de estos indicios son: si ha sufrido alteraciones en el sueño, como por ejemplo dormir menos o sufrir pesadillas de forma recurrente, alteraciones en la alimentación, si siente una alta inseguridad en las interacciones con el resto de compañeros, si se encuentra ansioso sin explicación alguna, si suele estar aislado del resto de compañeros y prefiere jugar en solitario, si tiene pocos amigos, si presenta una baja autoestima, si se encuentra más irritable en situaciones que puedan resultarle angustiantes, si tiene miedo y altos niveles de ansiedad cada vez que llega la hora de ir al colegio o si ha sufrido un deterioro en su rendimiento escolar.

También existen una serie de cuentos infantiles que están enfocados para niños, padres y educadores, como por ejemplo “El jardín de los abrazos” de José Antonio Luengo Colección Senticuentos, con el objetivo de prevenir el acoso escolar y los cuales son muy útiles para que el niño identifique las emociones que le genera esta situación y sea capaz de expresarlas en un lugar seguro, acompañados por sus padres o algún adulto de confianza para el niño y el cual pueda tomar conciencia de lo que cuenta su hijo y poder actuar lo antes posible.

Siempre que se tenga la duda sobre si algún niño de nuestro entorno pueda estar sufriendo bullying lo mejor es ponerlo en manos de algún psicólogo especializado, para que pueda evaluar la situación y los posibles daños psicológicos que haya podido sufrir. Para después poderles poner remedio y erradicar el sufrimiento que está pasando el niño, por medio de un tratamiento terapéutico en el que además de resolver estos conflictos, se le enseñan las herramientas para lidiar con situaciones similares que le puedan generar angustia o malestar en el futuro.

 

Javier Rodríguez

Becario de Psicología en Prácticas.

Universidad Comillas

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